Esta es una de esas recetas improvisadas que resultó bien.
Había probado en algún restaurante y en alguna boda algo parecido, no creo que sea así la receta, pero el caso es que yo eché mano de lo que tenía en casa y quedó rico.
Además, es una receta muy sencilla y muy rápida, con lo que la recomiendo para esos días que tengamos invitados en casa.
Ingredientes
- Una morcilla (pero no de arroz)
- Dos cucharadas de cebolla caramelizada
- Masa brick
- Una cucharada de mantequilla
Paso 1
En este caso he echado mano a un bote de cebolla caramelizada ya comprada, pero se puede hacer perfectamente en casa.
Para ello sólo hay que tener paciencia. Pondremos cebolla cortada muy menuda en un cazo a fuego medio con agua y un poco de azúcar. Dejaremos que se haga poco a poco removiendo de vez en cuando para evitar que se queme.
Puede llevar un par de horas hacerla, pero está muy buena y sirve de base para realizar muchos canapés. Con paté queda deliciosa.
Volvamos a lo nuestro. He puesto en el cazo la cebolla caramelizada con la morcilla y lo voy a poner a fuego suave un ratito, simplemente para que se aúnen los sabores.
Paso 2
Derretimos la mantequilla y pintamos cada lámina de brick.
Cortamos la lámina de masa brick en dos o en cuatro trozos, según el tamaño que le queramos dar a nuestros triángulos. Aunque quien dice triángulos dice cilindros. No nos vamos a poner muy exigentes con las formas.
Ponemos en el medio una cucharita de la preparación anterior (si ponemos más se nos va a hacer muy fuerte) y doblamos la masa como consideremos oportuno.
Paso 3
Encendemos el horno a 180 ºC y, una vez que esté caliente, metemos los triángulos.
Cuidado, se hace en seguida, en unos cinco minutos por cada lado.
Retiramos y servimos caliente.
Buen provecho